Ahogando el dolor en el líquido de medio vaso,
el hoy son reminiscencias del pasado,
absurdo el querer ver
el presente teniendo los párpados cerrados.
El humo abraza mi almohada
sosegando mi llanto
como un suspiro con tacto de esparto,
una hostia que solo sabes que duele,
mi mente es paradójica,
como aquel a quien dan vida y otorga muerte.
Donde la razón es la tierra septentrional
que un hombre jamas se atrevió a pisar
pensando que un efímero suspiro
sería capaz de soportar la arremetida del viento,
que no por hilar las agujas irá mas rápido el tiempo,
me arropo en el frío de algún cementerio
donde yace lo eterno
y lo vetusto
el sonido abstracto de voces mudas me toma como intruso
tomando la estación de algún metro vacío
mientras el pretérito es devorado por lo urbano
me callan los gemidos que hallo
entre el ruido constante de mi cabeza.
El contraste
entre el cielo y la tierra enjaula un cuerpo,
solo me comprende la luz de la luna
la única que no busca traición
y se mantiene pura
en una generación corrupta
por la luz del sol.
Demasiada claridad nubla la visión,
otrora paro de latir mi reloj
en arcadas que escupen frenesí
solo mantengo control
sobre un lacrimal que llora carmesí
en un sin fin
de llamaradas de rabia respondí
gritando a la soledad y su reclamo
las nubes son las únicas que bailan con los charcos
mano a mano.
Tergiversáis el significado de cada oración
como confundir el concepto de venganza y redención
y sintiéndolo preferí escuchar mi música a tu voz.
Otrora quedó
la espada que lucho por algún valor,
nos separa realidad y ficción
si aún no has desterrado tus cuentos de hadas,
una sonrisa a veces es el maquillaje del alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario