Hoy me da igual que me leáis o no, sólo tengo interés en que nos lea un gran amigo al que le dedico esta entrada de hoy, David.
Marina y yo hemos decidido escribirte una pequeña cosa desde nuestro más profundo sentimiento hacia ti, sólo esperamos que te guste y que te llegue bien nuestro mensaje.
Marina:
Querido David,
La verdad es que te he conocido de una forma poco habitual, pero oye, esas son las mejores anécdotas a contar después. Se lo agradeceré a Flavio algún día.
Comenzamos a hablar, creo recordar, por nuestras aficiones en común y los gustos musicales. Hablábamos y hablábamos y lo que parecían minutos se habían convertido en horas. Nos parecemos muchísimo y eso me alegra. No te imaginas cuanto. ¿Por qué? Bueno, es difícil sentirse solo sabiendo que hay alguien igual que tú por ahí, ¿sabes? Será porque hay un “algo” que te une a la otra persona al saber que quizá ese “otro tú” sepa cómo hacerte sentir mejor o viceversa.
Sí, supongo que lo sabes.
Un día me presentaste a Sliver y de repente éramos tropecientos en Skype con Nast, Pedrada, etc. ¿Lo recuerdas? Esa tarde, a pesar de que os conocierais todos de antes, no me sentí apartada en ningún momento. Es más, al contrario, hicisteis que me sintiera lo más cómoda posible hasta que tuve la confianza suficiente para hablar de tonterías con los demás, y eso no lo voy a olvidar nunca.
Sin embargo, a pesar de tener la confianza que tengo con ellos, me siento más integrada en el pequeño grupo (nuestra pequeña crew) que formamos los que tú ya sabes. Hemos pasado tardes hasta la noche hablando sin cansarnos, riendo hasta que me doliera la mandíbula y disfrutando de muchos buenos ratos incluso estando a kilómetros de distancia, separados por un océano.
¿Pero sabes qué? No me molesta la distancia. Bien es verdad que a veces tengo envidia de que vosotros os podáis ver y yo esté tan lejos. Pero eh, el simple hecho de que la amistad perdure a pesar de no habernos visto nunca ya es algo digno de contar. Y de recordar, por supuesto.
Te has vuelto para mí uno de los mejores amigos que una chica puede tener. Me has ayudado cuando lo he pasado mal, me has hecho reír cuando no me he encontrado bien y me has brindado tu presencia, aunque fuera al otro lado de la pantalla o del “teléfono” cuando me he sentido sola.
Yo he intentado ayudarte y “estar contigo” tanto en lo bueno como en lo malo, y me alegra serte de utilidad, y sobre todo, me encanta ser tu amiga. Así que ni se te ocurra sentirte inútil en ningún momento, ni triste, ni dejes de sonreír, porque aunque a veces el mundo parece que está en tu contra, sabes que nos tienes a nosotros para desahogarte, de forma que si lloras, acabará siendo de la risa.
Sé que tarde o temprano te veré, y cuando eso ocurra, me será más fácil demostrarte lo increíble que eres y el cariño que te tengo. Hasta entonces, continuaré intentando demostrártelo sin darte un abrazo a cada segundo.
Sigue siendo como eres y espero que no cambies nunca, porque eres un tío genial.
Te queremos.
Marina
La verdad es que te he conocido de una forma poco habitual, pero oye, esas son las mejores anécdotas a contar después. Se lo agradeceré a Flavio algún día.
Comenzamos a hablar, creo recordar, por nuestras aficiones en común y los gustos musicales. Hablábamos y hablábamos y lo que parecían minutos se habían convertido en horas. Nos parecemos muchísimo y eso me alegra. No te imaginas cuanto. ¿Por qué? Bueno, es difícil sentirse solo sabiendo que hay alguien igual que tú por ahí, ¿sabes? Será porque hay un “algo” que te une a la otra persona al saber que quizá ese “otro tú” sepa cómo hacerte sentir mejor o viceversa.
Sí, supongo que lo sabes.
Un día me presentaste a Sliver y de repente éramos tropecientos en Skype con Nast, Pedrada, etc. ¿Lo recuerdas? Esa tarde, a pesar de que os conocierais todos de antes, no me sentí apartada en ningún momento. Es más, al contrario, hicisteis que me sintiera lo más cómoda posible hasta que tuve la confianza suficiente para hablar de tonterías con los demás, y eso no lo voy a olvidar nunca.
Sin embargo, a pesar de tener la confianza que tengo con ellos, me siento más integrada en el pequeño grupo (nuestra pequeña crew) que formamos los que tú ya sabes. Hemos pasado tardes hasta la noche hablando sin cansarnos, riendo hasta que me doliera la mandíbula y disfrutando de muchos buenos ratos incluso estando a kilómetros de distancia, separados por un océano.
¿Pero sabes qué? No me molesta la distancia. Bien es verdad que a veces tengo envidia de que vosotros os podáis ver y yo esté tan lejos. Pero eh, el simple hecho de que la amistad perdure a pesar de no habernos visto nunca ya es algo digno de contar. Y de recordar, por supuesto.
Te has vuelto para mí uno de los mejores amigos que una chica puede tener. Me has ayudado cuando lo he pasado mal, me has hecho reír cuando no me he encontrado bien y me has brindado tu presencia, aunque fuera al otro lado de la pantalla o del “teléfono” cuando me he sentido sola.
Yo he intentado ayudarte y “estar contigo” tanto en lo bueno como en lo malo, y me alegra serte de utilidad, y sobre todo, me encanta ser tu amiga. Así que ni se te ocurra sentirte inútil en ningún momento, ni triste, ni dejes de sonreír, porque aunque a veces el mundo parece que está en tu contra, sabes que nos tienes a nosotros para desahogarte, de forma que si lloras, acabará siendo de la risa.
Sé que tarde o temprano te veré, y cuando eso ocurra, me será más fácil demostrarte lo increíble que eres y el cariño que te tengo. Hasta entonces, continuaré intentando demostrártelo sin darte un abrazo a cada segundo.
Sigue siendo como eres y espero que no cambies nunca, porque eres un tío genial.
Te queremos.
Marina
Enrique:
Lo recuerdo todo con una notoria y extraña claridez, como una pequeña
chimenea que en pleno invierno me arropa en su calidez. 24 de julio, un día
cualquiera para alguien cualquiera. Me preparé para ir a un concierto con un
amigo, el cual me había dicho que iba a ir un chico amigo suyo que le gustaba
el rap y escribía poesía, me pareció correcto, siempre me ha gustado conocer a
gente con intereses similares a los míos por la afinidad que hay entre estos y las
personas.
Tras nuestro primer encuentro me pareció un chaval bastante simpático y
tenía esa aura que sólo veo en cierta gente al conocerla, podría definirlo como
una especial llamada de atención sobre una persona que me provoca cierto
interés en conocerla y profundizar en una relación de amistad, pero
en un tiempo lo olvidé y no tuve más palabras con este muchacho hasta el
transcurso de unos meses.
Después de una racha un tanto turbulenta por mi humor ácido se aproximó a
mi mediante las redes sociales entablando conversación conmigo.
Me agradó bastante hablar con él, nos gustaban las mismas cosas, me quedé
anonadado ante su blog en el que plasmaba poemas, este chaval derrochaba un
talento natural que me impresionó bastante, hacía tiempo que no me gustaba
tanto leer a nadie de mi alrededor.
Día tras día me apetecía hablar un poquito más con él así que, con la
excusa de jugar a un MMO, decidí pedirle su Skype para poder
compartir palabras de una manera mucho más cómoda.
Después de haber hablado varias veces por este medio, hablar cada día lo
tomamos (y seguimos tomando) como una costumbre saludándonos de manera
variopinta y dedicándonos halagos curiosos el uno al otro que en el fondo
aguardan cariño (al menos el que yo le tengo es, cuanto menos, irrefutable),
por decirlo de alguna manera especial, me da una gran alegría y
energía después de llegar a casa estando hasta el miembro viril de aguantar una
mañana ajetreada de instituto. Ese apoyo incondicional que le daría
y que me da...hace que me quede falto de expresión oral y escrita.
Que más decir sin que mi virilidad sea cuestionada, me faltan palabras y se
me ahogan las sílabas si trato de expresar mi gratitud ante la aparición de su
presencia, llegó en el momento que más precisaba de alguien puesto que, por
culpa de acciones pasadas, me sentía completamente solo. Y sin embargo ahora lo
tengo a él, día tras día, dedicándome horas de su tiempo para compartir unas
risas y no me engaño si digo que es una de las personas que, a día de hoy,
tengo más estima y no es erróneo, más bien merecido, la categoría personal de
uno de mis mejores amigos y personas que más me importan (siendo estas personas
capaces de ser contadas con una mano). Que si alguien hace que te sientas mal
yo haré que se sienta el peor y que tú te puedas apoyar en mi hombro cuando lo
necesites, al fin y al cabo, no soy el único que piensa así tienes a tu pequeña
crew contigo, como si fuéramos una pequeña familia.
(Que sepas que, aunque leas esto, no va a cambiar que seas un maricón
pasivo).
A pesar de la fugacidad de nuestra relación de amistad siento como si te
conociera de todo y tengo mucho que agradecerte, por todo gracias.
Felices 18, David.
Espero que compartamos muchos más años juntos.
Te queremos.
Enrique.
No hay comentarios:
Publicar un comentario