lunes, 21 de noviembre de 2011
Frase reflexiva Nº2
Frase reflexiva Nº1
sábado, 22 de octubre de 2011
Poesía
miércoles, 19 de octubre de 2011
La felicidad
jueves, 13 de octubre de 2011
Yo
martes, 11 de octubre de 2011
Realidad
domingo, 9 de octubre de 2011
Prosa poética
La soledad rompió en un lúgubre llanto, desenvainando así una pluma a modo de espada, un folio como escudo y tinta a modo de lágrimas de sangre derramadas por sufrimiento.
Las palabras, dagas imantadas a la sangre hirviente corrupta por el odio y la rabia.
Rajó asi pues su tristeza para dar paso a la ferocidad de una bestia, que golpeaba con yunque y martillo su alma para hacer esquiva su frustración.
Mas la forja sólo creó mas resentimiento dentro de un cuerpo que no sostenía el palpitar de un negro corazón.
Sumido por la desesperación y sumiso a la realidad, entregóse en cuerpo y alma a la temida parca.
Así, tendióse su cuerpo en el barro amortajado, y sin dar mas señal de pálpito desapareció, fundiendose con el vacio infinito que se precipitó sobre un alma en busca de eterno reposo.
Fdo: Enrique Selva Díaz
El pasado
miércoles, 5 de octubre de 2011
Una mera reflexión:
jueves, 29 de septiembre de 2011
El destino
¡Mi soledad sin descanso!
Ojos chicos de mi cuerpo
y grandes de mi caballo,
no se cierran por la noche
ni miran al otro lado,
donde se aleja tranquilo
un sueño de trece barcos.
Sino que, limpios y duros
escuderos desvelados,
mis ojos miran un norte
de metales y peñascos,
donde mi cuerpo sin venas
consulta naipes helados.
Los densos bueyes del agua
embisten a los muchachos
que se bañan en las lunas
de sus cuernos ondulados.
Y los martillos cantaban
sobre los yunques sonámbulos,
el insomnio del jinete
y el insomnio del caballo.
El veinticinco de junio
le dijeron a el Amargo:
Ya puedes cortar si gustas
las adelfas de tu patio.
Pinta una cruz en la puerta
y pon tu nombre debajo,
porque cicutas y ortigas
nacerán en tu costado,
y agujas de cal mojada
te morderán los zapatos.
Será de noche, en lo oscuro,
por los montes imantados,
donde los bueyes del agua
beben los juncos soñando.
Pide luces y campanas.
Aprende a cruzar las manos,
y gusta los aires fríos
de metales y peñascos.
Porque dentro de dos meses
yacerás amortajado.
Espadón de nebulosa
mueve en el aire Santiago.
Grave silencio, de espalda,
manaba el cielo combado.
El veinticinco de junio
abrió sus ojos Amargo,
y el veinticinco de agosto
se tendió para cerrarlos.
Hombres bajaban la calle
para ver al emplazado,
que fijaba sobre el muro
su soledad con descanso.
Y la sábana impecable,
de duro acento romano,
daba equilibrio a la muerte
con las rectas de sus paños.