Los humanos cargamos con un significado que va más allá de lo real a las cosas más simples. Por ejemplo, otorgamos un significado amoroso al sexo siendo este una función vital de supervivencia que tan sólo nos degrada (desde un sentido no negativo) al escaño del reino animal en el significado de que nos rebajamos a nuestros instintos más primitivos.
La muerte es otra cosa a la que le hemos antojado un significado espiritual creyendo que tras la vida habrá algo que tiene cierto sentido esotérico. La muerte es simplemente el fin de una vida, suponiendo que además de nuestro plano existen otro planos de existencia, sería improbable que al final de la vida caminos tan diferentes convergieran en un mismo punto.
En mi opinión, el ser humano posee una mente demasiado compleja para aceptar lo simple que es la realidad y es por ello que muchos se ciegan a base de ilusiones y fantasías otorgando un significado a cada cosa para que la lente de lo real tenga más colores de los que realmente tiene.